24/12/14

Tardes de hormigas

  TARDE DE HORMIGAS



Busco en los libros la respuesta de mi sueño, la cabeza me explota ¿Qué me pasa? ¿Qué son estas sensaciones que me abruman? ¿Qué es esto que siento? Hay un espacio entre la lágrima y el absurdo ¿Qué o quien me salvará de esta tarde de hormigas? Todo gira, mi nombre en una carta me dice quien soy, una pestaña cae sobre la parte aún no escrita de esta hoja de papel ¿Será esto el pasado? o ¿Estoy hablando del futuro? Veo en el mapa del pensamiento una calle que no conozco y tal vez nunca conoceré, la cabeza me explota. Todo se vuelve zapatos, libros desordenados, manuscritos, lapiceras, compactos, llaves. Todo gira, me sujeto de las fotos, vos en una de ellas, los niños en las otras. Todo comienza a detenerse, todo está bien, siento que me han rescatado de esta tarde de hormigas. Volverán las mañanas de caminatas y corridas tras el maldito colectivo, saldré de nuevo en los días nublados o de sol, me peinará a su manera el calor, el viento o la lluvia, el frío hará lo propio con los huesos. La rutina vendrá a buscarme con instantes clonados de otros instantes que se repetirán hasta la tortura. Te extraño, te estoy extrañando a cuenta de lo que te extrañaré, por lo que los extrañaré, por que buscaré el olor de tu piel a  las diez y cuarto, a las doce, a las tres de la tarde y no te tendré, tus rabietas por los niños, sus risas, tu risa, tu mirada replicandome algo de mi forma de ser. Volveré por la tarde y dejaré en el jardín las pequeñas tristezas de la jornada para abrazarte y tal vez desear que vuelva esta tarde de hormigas.

                                                                                         Pablo Fogos

Mi vida como pajaro

                                               

Nací en las ramas de un álamo en una mañana de sol, mi pico me ayudó a romper el cascaron, vi aterrado a esos seres horrendos a mi lado y que resultaron ser mis hermanos las plumas de nuestra madre fueron nuestro abrigo, nuestro calor. Nunca olvidaré las delicias inquietas que mi padre nos traía y nos daba con amor, en los días fríos y de lluvia el  protegía nuestro nido con su  cuerpo y en lo alto de las ramas solía tener discusiones con el viento. Cuando llegó la primavera y los días de colores, crecieron nuestras primeras plumas, luego aprendimos a volar, no podíamos dejar de hacerlo era como respirar, lo hicimos sobre casas y jardines, conocimos a las flores. Con el tiempo mis hermanos tuvieron que emigrar, siempre voy a extrañar las tardes de risas y de  juegos de hacer esferas con las nubes, de llenar de alas el cielo, de comer las migas de un sueño. Muy pronto me enteré que uno fue encarcelado por los hombres por ostentar su libertad y el otro pereció en una terrible tempestad, mis padres un día se fueron de forma natural, suelo extrañarlos  en las tardes que en el horizonte se dibuja la tristeza, pero mis días de soledad se acabaron cuando apareció una reinamora que era toda belleza, saltando por las ramas le mostré mis mejores acrobacias y gané su corazón y en el mismo árbol que que nací hicimos nuestro nido, no tardaron en venir los nuevos trinos y que también se hicieran amigos del sol. No había un pájaro mas feliz en la tierra que yo, pensaba esto cuando una piedra que no vi venir una ala me destrozó, tal vez esto que me absorbe es lo que los humanos llaman gravedad solo se que voy cayendo a gran velocidad. No hay tiempo, ni distancia para pensar, sentí cuando mi cuerpo daba contra el suelo y aunque en la cara del pichón de hombre se vea una sonrisa  sabía que no volvería a ver a mi familia y que ellos no tendrían consuelo.Vi los ojos de mis pichones en los ojos de esa criatura, vi sus manos ensangrentadas mientras me sostenía y yo agonizaba. Perdónalo dios de los pájaros que no sabe lo que hace. Perdónalo, mis ojos se cierran y ya no siento nada.

                                                                        

                                                                                                                   Pablo Fogos