2/1/16

LA VERRUGA

Una verruga... brotó fruto del espanto de atestiguar miserias? no lo se ahora surfea sobre olas de pelos de mi ceja izquierda aunque no es comunista tampoco capitalista, me pregunto ¿Que la parió? ¿El anarquismo de los años? o ¿El hedonismo de la carne? se burla de mi odio la muy maldita, se ríe de mi vulnerabilidad al tiempo ya que presencia desde su situación geográfica privilegiada diariamente el nacimiento de una nueva arruga, esos inaceptables y malqueridos pliegues de piel que nos recuerdan nuestra cercanía a la vejes y nos machacan nuestro paso efímero sobre el planeta que nos tocó vivir. Cuando comienzo a olvidarla el espejo siempre mintiendo verdades me devuelve su reflejo invadiendo la soberanía de mi rostro, no puedo reprimir mi rabia, le declaro la guerra y solo quisiera borrarla del mapa de mi cara. Ha pasado un año luz de distancia de la primera batalla, mis armas fueron como esas palabras que se estrellan en las paredes sordas de la nada. Después de tanta lucha absurda, la veo desafiante, decidida y me dejo ganar por los hechos; comienzo a quererla, a aceptarla como parte de mi cuerpo pero la subversiva se rebela a la política de mi cariño y trata de suicidarse fracasando en su actitud kamikaze ahora es ella la que me odia e intenta desaparecerme expandiendo su sustancia de piel y carne adueñándose de mi razón, de mi lógica, quiere crear su propio universo pero el médico justo a tiempo como un guerrero medieval decapita su existencia con su bisturí. La sangre no pudo limpiar la dictadura del tiempo ahora es una memoria que duele y la huella de su ausencia estará recordándome por siempre que una vez estuvo  allí.




                                                                                                                      Pablo Fogos

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